Frecuentemente, nos vemos rodeados de relaciones tóxicas, de personas que han crecido en familias desestructuradas, en las que no les enseñaron a comunicarse correctamente con los demás o no les dieron suficiente afecto. Estas relaciones a menudo provienen de modelos inconscientes, con padres que los agredieron, los humillaron o les trataron sin respeto. Estamos hablando de personas sumisas o personas egoístas, con las que no somos felices, y, sin embargo, nos esforzamos continuamente para lograr que aquello se transforme en lo que teníamos previsto que fuera.

Puede que nos enamoremos de una persona que ya tiene pareja o que simplemente está enamorada de otra persona. Puede que el amor sea correspondido, pero que un día descubramos que todo era mentira y que el otro nos ha estado engañando y mintiendo. Podría ser que nos decepcionemos y tengamos que enfrentarnos a un duelo o que nos planteemos la posibilidad de que aquello sea pasajero, puntual y no vuelva a repetirse, y así podamos seguir juntos con nuestro amor idealizado.

También puede pasar que nos enamoremos de una persona que intuimos que es fantástica, que no podemos ni creer que aquello sea verdad y que nos esté ocurriendo a nosotros, casualmente y de forma pasajera. Podría parecer que vivimos en una nube, pero sin darnos cuenta, sin saber por qué, empezamos a sentirnos mal, a sufrir y llorar demasiado frecuentemente. Quizá creamos que nosotros somos los que tenemos el problema al ser demasiado sensibles, problemáticos o conflictivos, pero puede que en realidad sea el otro quien nos hace sentir así. Tal vez esa persona tan maravillosa no sea exactamente tal y como la imaginábamos y entremos en una dinámica de esfuerzo y lucha para lograr estar bien juntos. Podría ser algo que no funciona, pero que queremos que funcione sí o sí, a la fuerza, como un niño caprichoso al que le están diciendo que no y él no quiere aceptarlo, se enfada y deja de respirar, se cruza de brazos, hace rabietas para demostrar a todos que no está dispuesto a claudicar.

A veces nos cuesta mucho identificar que estamos en una relación tóxica y es que muchas veces ni siquiera sabemos de qué hablamos o qué significa exactamente el concepto de relación tóxica. Si lo pensamos, llamamos tóxico aquello que nos intoxica, de ese modo nos produce malestar físico y psíquico. Solo tenemos que pensar en algún alimento que esté en mal estado y en cómo nos va a afectar si lo consumimos los dos en la pareja. A ambos nos va a hacer enfermar y vamos a pasar muy mal, con vómitos y fiebre alta, incluso delirando en algunos momentos. Podemos acabar hospitalizados, sería una experiencia verdaderamente horrible. Algo tóxico es aquello que nos hace sentir mal, que nos hace pasar un mal momento, que nos produce un malestar frecuente y constante. Así son las relaciones tóxicas.

Cuando hablamos de relación tóxica nos referimos justo a eso, a una relación que nos hace sentir mal, ya sea en mayor o menor grado, ya sea porque crea ansiedad o sentimientos negativos en nuestro interior, ya sea porque requiere un gran esfuerzo para que funcione adecuadamente.

Por: Mtra. Ma. Luisa Alicia Urbina Gil