Las emociones suelen catalogarse como positivas o negativas, sin embargo, la forma correcta de referirse a ellas es que son las expresiones equivalentes a ciertos momentos de la vida que se presentan en el entorno de una persona, siendo a su vez totalmente subjetivas, por lo cual, la intensidad y frecuencia con se manifiesten va a diferir.

Tener conciencia y el manejo adecuado de las emociones recibe el término de inteligencia emocional, el cual se comenzó a utilizar hace 30 años, por su parte Vivas et al. (2007) lo definen como “(…) la capacidad de identificar, comprender y manejar las emociones en uno mismo y en los demás” (p. 12).

Es por tanto, la inteligencia emocional colabora a la percepción y regulación de las emociones interpersonales (de otras personas) como intrapersonales (de la persona), es una capacidad que puede desarrollarse; y la infancia es la etapa favorable para fomentarla.

¿Por qué desarrollar la inteligencia emocional?

Desarrollar la inteligencia emocional brinda aportes así como cambios relevantes de forma general en la vida de la persona, reflejados dentro de sus diversos ámbitos (familiar, académico, laboral, social, etc.).

Con referencia a esto Mollá et al. (2015) describen algunas de las ventajas de trabajar la inteligencia emocional, entre las más relevantes se encuentra: un mejor conocimiento de sí, creación de relaciones interpersonales más saludables, genera un equilibrio emocional en la persona, incrementa los niveles de motivación, promueve la empatía, favorece la aparición de liderazgo, entre otras.

Estrategias para el control de emociones:

Vivas et al. (2007) mencionan que  “(…) lograr el control de las emociones no significa suprimirlas, sino saber manejarlas, regularlas o transformarlas si es necesario” (p. 31).  Por ello describen estrategias que pueden favorecer al control de las emociones (p. 34-37):

  • Respiración: Con la finalidad de que la sangre y el cerebro se encuentren oxigenados para una mejor lucidez, así como despejar la mente.
  • Relajación: Liberar tensiones y lograr mayor concentración.
  • Visualización: enfocarse en imágenes mentales y evaluar como las emociones benefician o perjudican.
  • Meditación: Observar los propios pensamientos y actitudes.

Las emociones representan un rol importante en la vida de todo ser humano, es por ello que la inteligencia emocional es un factor crucial para el autoconocimiento, al igual que para mantener buenas relaciones con los otros.

Referencias:

Mollá-López, L., Soto-Rubio, A. y Martínez-Rico, G. (2015). Bullying e Inteligencia Emocional en niños. Calidad de Vida y Salud, 8(2), 131-149. http://c.ns.uflo.edu.ar/index.php/CdVUFLO/article/view/253/20

Vivas, M., Gallego, D. y González, B. (2007). Educar las emociones. (2da ed.) Producciones editoriales C. A.